EL CENTRO ISLÁMICO CONDENA ENÉRGICAMENTE
EL CAMBIO DEL STATU QUO DE JERUSALÉN
La lamentable y trágica decisión del presidente de los Estados Unidos
de América Donald Trump de cambiar el statuo quo de Jerusalén y hacer trasladar
su embajada a esa ciudad “no es la manera de conseguir la paz” sino el camino
para violar las resoluciones de las Naciones Unidas, los códigos de diálogo y
convivencia, exacerbar la violencia y apostar por la guerra.
Donald Trump, en las antípodas de la tradición pacifista y democrática
de presidentes y patriotas estadounidenses como George Washington, Benjamin
Franklin, Thomas Jefferson, Abraham Lincoln y John Fitzgerald Kennedy, emite
discursos de odio, racismo y discriminación que no contribuyen a la paz
internacional y a la convivencia de los pueblos, las culturas y las religiones.
A pesar del fuerte y dramático llamado del Papa Francisco para que se
respete el statu quo de Jerusalén, conforme a las resoluciones relativas de
Naciones Unidas, recordando que es una ciudad única, sagrada para los judíos, los
cristianos y los musulmanes, o la exhortación de numerosos líderes mundiales,
como el del presidente de la República
Francesa, Emmanuel Macron, que expresó su “preocupación sobre
la posibilidad de que Estados Unidos reconozca unilateralmente Jerusalén como
capital del Estado de Israel”, Donald Trump desoyó estas declaraciones lúcidas
y humanitarias y optó por la alternativa de la negación de los justos derechos
históricos del pueblo palestino de tener un estado libre, independiente y
soberano con capital en Jerusalén, y de que la ciudad de Jerusalén es el Tercer
Santuario Sagrado del Islam, después de Meca y Medina.
El Centro Islámico de la República
Argentina condena enérgicamente el cambio del statu quo de Jerusalén
y confía que las naciones y los pueblos del mundo, y las organizaciones
democráticas, y los hombres y mujeres de buena voluntad, guiadas por su anhelo
de paz y justicia, no aceptarán esta arbitrariedad unilateral que viola las
reglas de entendimiento y convivencia y la legislación internacional.
«Y Dios invita a la
Morada de la Paz»
(El Sagrado Corán, “Jonás”, 10:25)